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Desde la azotea de una polifacética ligeramente pirada...

Decisiones (Parte II)

Decisiones (Parte II) No se asusta, sólo le parece que está flotando en un mundo irreal que acaba de crecer a su alrededor como un gigantesco diorama. Por eso no duda en levantar la cabeza de la mujer, que descansa apoyada en la mesa, cogiéndola por el pelo con cuidado. Los rasgos otrora sensuales y redondeados del rostro de la esposa del director, emergen en la penumbra, ahora pálidos y angulosos, como una bofetada.
Deposita otra vez la cabeza con cuidado sobre el escritorio. Con una sangre fría que desconocía poseer, le toma el pulso, en las muñecas y en el cuello. Está muerta, si, su sola frialdad inerte lo proclama tan llamativamente como un cartel de neón. Y el pulso lo confirma.
Respira hondo y mira en el bolso de la muerta. Pastillas. No hay sangre, por eso ha imaginado desde el primer momento que ha ingerido alguna dosis letal de algún fármaco. Da unos pasos hacia la pared del fondo, donde debería estar su objetivo.
Por un momento su cabeza se llena de voces, de imágenes vertiginosas que amenazan con acabar con su cordura definitivamente. Lo aleja todo de sí con un brusco movimiento de cabeza. Fuera. Fuera. Tiene que llegar hasta el final. La muerta ya no importa. Y ella no notificará lo ocurrido. Eso es lo que haría un ciudadano responsable, y ella ya no lo es.
La música sigue sonando. Llega desde la ventana abierta, desde la calle. Al fin y al cabo allí nunca ha habido nadie, se dice. Sólo la silueta desmadejada de lo que algún día fue una mujer.
Se acerca a la rejilla de ventilación. Sabe que puede abrirse sólo haciendo palanca, y así lo hace, con el abrecartas. Clic, y ya está en su mano, sucia y añosa como las deudas del hombre que acaba de quedarse viudo sin saberlo.
Mete la mano en el hueco, tanteando la pared. Él se lo había mostrado hacía ya mucho tiempo, pero le aseguró que si lo cambiaba de lugar se lo diría. Y ella le creyó. Aquel empresario soñador y vanidoso no confiaba en nadie más que en ella. O sería mejor decir que no confiaba en nada más que en la curva de sus pechos bajo su mano temblorosa, en tantas noches de hotel. Mudas, sin cariño, sin gemidos, sólo como la culminación de un ansia oculta para el uno, y el cumplimiento de un sórdido deber autoimpuesto por la debilidad de la otra.
Nota una irregularidad en la pared, alarga más el brazo, y encuentra el borde de la placa de metal pintada de blanco. Tira de ella con las uñas, y la placa cae al suelo del pasadizo de ventilación levantando una nube de polvo de yeso blanco, con un ruido seco, que rebota en las paredes de la estrecha abertura y le devuelve un eco tenue y cansado.
Palpa con cuidado en la nueva oquedad que la placa ha dejado al descubierto, y alcanza un paquetito del tamaño de una cajetilla de tabaco.
Está envuelto en una raída tela azul que huele a viejo. Contiene un estuche de imitación de cuero, de dudoso gusto, de color marrón oscuro y con una minúscula cerradura.
Saca la llave de su pantalón y tantea con cuidado. Se abre enseguida. Impaciente lleva su recién hallado tesoro cerca de la ventana para verlo a la luz de las farolas de la calle.
Incrustada en un forro de gastado terciopelo negro, hay una minúscula piedra anaranjada y rasposa.
Pestañea desconcertada, arrimándose aún más a la ventana. Pero lo que ve se parece muchísimo a una piedrecita de la playa...o peor aún. A un cálculo renal. Probablemente es un cálculo renal. Lo suelta con asco, y mira fijamente la cajita como si aún pretendiera hallar el esperado diamante en su interior. La abre con fuerza, rompiéndola casi, y entonces puede ver algo en lo que no había reparado antes. La parte superior el forro es de satén blanco, y en él, con la escritura irregular que deja un bolígrafo sobre la tela, pero con una claridad terrible, se lee una sola palabra.
PUTA
Ve la cara de la muerta mirándole desde unas cuencas vacías, riendo con unas carcajadas fantasmales que parecen sacadas de una mala película. Pero ella la ve, la oye y de fondo la música de relajación sigue sonando desde la ventana. Ve sus últimas tres semanas pasar ante ella llenas de gente y de sonidos, como un vagón de metro en hora punta que huye veloz hacia un túnel que no existe.
No le ve a él. Sólo a la gente, la gente que se ríe de ella. La muerta que se ríe de ella.
Se detiene ante el escritorio intentando calmar su agitada respiración, y lo consigue, mirando la nuca de la mujer muñeco.
Ella vivirá. Encontrará a otro pusilánime al que satisfacer con su cuerpo y su paciencia para escuchar. Claro que antes tendrá que recuperar su figura.
Piensa rápidamente mientras camina hacia la salida.
Está demasiado delgada, aquellas semanas de tensión la han dejado en una sombra de la mujer que normalmente era.
Pues engordará.
Se gira bruscamente hacia la nevera estropeada. Recuerda que dentro solía haber galletitas saladas, frutos secos, por si había que ofrecérselo a alguna visita.
Efectivamente, hay galletas. Muerde una. Está un poco blanda pero servirá para empezar.
Plantada delante del frigorífico se come lentamente todas las galletas que hay en el paquete.
Y se va, con la determinación que nace de la misma impotencia, caminando con paso firme hacia alguna nueva forma del viejo tedio.

***
El asustado empleado de una empresa de mudanzas encontró a la muerta al día siguiente.
Cuando le hicieron la autopsia hallaron un diamante de gran pureza y considerable tamaño dentro de su estómago.

Imagen: "Dig creature" Graphic Alibi

03:18 a.m. Escuchando: Satie "Gymnopedie n. 1"

19 comentarios

elMelómano -

Aquí se han juntado tod@s l@s reyes/reinas de los weblogs. Ike y Moonsa, sóis excelentes.

Moonsa -

Gracias Ike :)
Gerardo jajaja gracias por la concesión ;)

E=m(Gerardo)^2 -

No está mal.

Vaaaaaale.
Está bién.

Enga, que si, que está muy bién.

Ike Janacek -

¡Jo, qué bueno!
Er...
Pero...
¡Muy bueno! :)

Pitjoreta -

Veo que la inspiración y la creatividad no te abandonan :)
Eso es muy bueno.
Petons : *

Brisa -

Que pasada menuda novelista que estas hecha! De verás es genial, me ha encantado bonita. Quedo a la espera de la próxima entrega ;D Besos.

Moonsa -

Esquivando La manera que se te ha ocurrido ya me gusta XDDD ;)
Manel Nunca había visto un comentario tan contundente y breve a la vez como el primero tuyo :D
Lua Me aprendo lo del elogio!
Gracias a tod@s por leerme y por comentarme, y por ...y por ... y por :*******

lua -

Pues solo decirte que es genial y que me encanta como escribes y que te lo digo de corazón, además sabes que?

El que se guarda un elogio, se queda con algo ajeno.

Dark kisses

Manel -

(Me quede sin palabras)

Manel -

.

esquivando -

¡Oh! Es un texto genial, no se me ocurre otra cosa manera de calificarlo. Un beso.

Moonsa -

Bsx, Hija de la Luna, Lyzzie es reconfortante (mucho!) leeros, pero cada vez estoy más colorada. Cómo sooooooois tod@@@s! :P :*******

Lyzzie -

Que lluevan los aplausos virtuales, que vuelen las rosas hacie el escenario!! Me ha gustado...digo...me ha encantado!! un besazo guapa!

Hija de la Luna -

Creo que esto ya te lo he dicho, pero: madre mía, eres una cuentista nata! Qué genialidad! Me encanta, describes las cosas de una manera inigualable.
Un besote!

Besx -

Pues más aplausos virtuales desde aquí.

Muy buena. A mí también me ha gustado. :)

Moonsa -

Marta y Turandot me alegra que os guste, muchas gracias :*. Por cierto que me sale una sonrisita como emocionada cuando "escucho" aplausos virtuales :D

Turandot -

Uff que escalofrío, como si hubiera podido tocar yo misma la "terribilità" de la escena...

plas plas plas plas!
Otraaaa otraaa otraaaa :p

Marta -

Prime! Prime!!
Buenos días por la mañana guapa!
Y ahora, lo que esperas, el comentario... :p

-La imagen es buenísima. Tiene esa mezcla de realidad y ficción, que me encanta :p
-La historia es realmente apasionante. Has conseguido, de nuevo, cautivarme desde el principio, estaba impaciente por ir bajando el ratón, y poder ir leyendo todo lo que escribías.

Besos!